La implantación de zonas de bajas emisiones (ZBE) en todas las ciudades de más de 50.000 habitantes debe estar lista, por ley, antes de que termine el año. Aunque por el momento solo unos pocos municipios cumplen con lo establecido en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, es de esperar que este último trimestre la totalidad de las 149 localidades afectadas tengan activadas sus ZBE.
Estas áreas se han creado para reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire en las ciudades más pobladas de España. Esto implica que los coches más contaminantes no podrán circular o tendrán restricciones significativas en su movilidad dentro de estas zonas.
En ese escenario, los vehículos eléctricos cobrarán mayor importancia, si cabe, como una alternativa ecológica y sostenible para la movilidad urbana. Bajo esta premisa, los microcoches eléctricos que se pueden conducir sin carnet emergen como una alternativa especialmente atractiva para aquellas personas que poseen un vehículo que no cumple con los requisitos de emisiones y que, por lo tanto, no pueden circular dentro de las ZBE.
Para conducir un microcoche eléctrico no es necesario tener el carnet de coche, clase B, pero sí se requiere estar en posesión del permiso de circulación AM, el de ciclomotor. La edad mínima para obtener este carnet y, por lo tanto, para conducir un ciclomotor o un cuadriciclo, que es el nombre que reciben los microcoches, es de 15 años. Es necesario superar un examen teórico,
Por lo que respecta a estos cuadriciclos, no pueden superar los 45 km/h, su potencia está limitada a 6 kW (8 CV) y su peso está por debajo de los 350 kg (sin las baterías). Pueden transportar a dos personas, el conductor y otro pasajero, como máximo. Asimismo, deben estar matriculados, contar con un seguro de responsabilidad civil y tener la ITV al día.
Dadas sus características, los microcoches son especialmente concebidos para desplazamientos urbanos en áreas metropolitanas. Cuentan con la mayoría de ventajas de los vehículos de dos ruedas y con la seguridad y protección de modelos de cuatro ruedas.
A continuación, nos hacemos eco de estos pros y contras del microcoche eléctrico que recoge el RACE en su blog.
En principio, un cuadriciclo no está pensado para recorrer grandes distancias sino para desplazamientos en un entorno urbano. Por lo tanto, la autonomía que ofrecen la mayoría de estos vehículos es la correcta. El Citroën AMI y Opel Rocks-e, por ejemplo, pueden recorrer 75 km con una sola carga, aunque por lo general la autonomía de estos vehículos está por encima de los 100 km. En el caso del Invicta DS2, es de 250 km.
Las reducidas dimensiones de un cuadriciclo (por lo general, 3,5 m de largo y 1,50 m de ancho) permiten estacionar de manera más sencilla y eficiente en espacios reducidos. Además, al ser eléctrico no hay que pagar en una zona de estacionamiento regulado.
Al tratarse de un vehículo eléctrico no emite ningún gas contaminante a la atmósfera.
Los motores eléctricos son más sencillos que los motores de combustión interna, así que es otra ventaja que proporciona un microcoche.
Debido a sus pequeñas dimensiones, solo es de dos plazas como máximo, lo que limita bastante el transporte de personas.
Un cuadriciclo tampoco dispone de mucho espacio para la carga. La capacidad del maletero suele ser de 230 a 260 litros, es decir, un espacio justo para llevar un par de maletas y unas mochilas.
Tal como establece la normativa, estos vehículos solo pueden circular por vías urbanas y carreteras convencionales. Cuando lo hagan por estas últimas vías deberán hacerlo por el arcén. Dadas sus limitaciones de velocidad (45 km/h) no pueden circular por autopistas donde la velocidad mínima es de 60 km/h.
Si bien es cierto que los microcoches están equipados con ABS, cinturones y airbags, al ser vehículos ligeros (no pueden exceder de 350 kg) resultan vulnerables ante los impactos.
